sábado, 18 de mayo de 2013

Mi pequeño hogar vintage



Reconstruir y recordar. Los muebles antiguos o los de la querida abuela se pueden recuperar transformándose en bellos objetos de decoración pero llenos de memoria. Más allá si la tendencia vintage sigue de moda puedes escapar de los muebles en serie, que vemos ahora, y crear un nuevo lenguaje en tu espacio rescatando aquel mueble antiguo que está escondido en un oscuro rincón.
Y la esencia de la nueva marca  “A tomar el té” de la artista Ana Teresa Barboza y la diseñadora Lourdes Vergara es llenar de vida a mesitas, sillas de madera, baúles, espejos, muebles de estudio, hasta convertirlos en encantadoras piezas de colección, sin importar que hayan sido creadas hace más de 40 años.
La exposición “A tomar el té” los espera en la Sala de Exposiciones Temporales de Dédalo, y es un pequeño viaje por un hogar olvidado y luminoso donde todos queremos llegar. 
Fotos. Claudia Lobe






















martes, 16 de abril de 2013

Roger Loayza. Jóvenes corazones rotos




En una ciudad con más de diez millones de habitantes, ¿cuántas historias de amor se inician y cuántas terminan hoy en Lima? Y ese final lo vimos en el desfile de Roger Loayza con las jóvenes con los cabellos húmedos y los ojos marcados en negro de tanto llorar. Por momentos las chicas parecían vírgenes o Sofía Loren con sus inmensos ojos,  y es que no podías permanecer impasible si de fondo tenías a Madonna cantando "Love don´t live here Anymore" de 1984. Las modelos despertaban para nosotros de un mal sueño con mantitas y sweaters de reminiscencia grunge para cubrir el cuerpo y la pena.

Pero a pesar de la historia no fue una colección triste, ni desolada. Porque aparecieron los vestidos de corte minimalista con aplicaciones plateadas, y los corazones rotos parecían estrellas que habían explotado como espejos rotos. Las carteritas con delicados pliegues y cadenas eran pequeñas almohaditas donde recostabas tu cabeza para llorar por las noches. Los vestidos camiseros llegaron con estampados que parecían vidrios rotos pero también mapas que se confundían en una ciudad interminable.

En su línea masculina los chicos salieron vestidos con impecables sweaters, corazones rotos y chaquetas en azul navy, con pantalones en rosa delicado y negro con corte recto.
Sus faldas plisadas perfectas en negro y bronce brillaban con sus blusas y vestidos de azul acero con aplicaciones doradas para la noche. Sus tacones metálicos de estilo Sabrina se convirtieron en las compañeras ideales para caminar por una ciudad donde las estrellas se quedan al lado izquierdo, ahí donde estaba el corazón.

Fotos. Claudia Lobe