El tesoro de Lancôme cumple 20 años y aún permanece vigente por la maravilla de su esencia compuesta por rosas y lilas, convirtiéndose en un clásico de la perfumería a nivel mundial. Desde su aparición en 1990 se decidió capturar aquel aroma en la imagen de la actriz italiana Isabella Rosellini como el emblema de una nueva mujer romántica, serena y actual caminando libre por las calles de París. Trésor eligió como rostros a Kate Winslet, a la modelo española Ines Sastre, y este último año la representante es la actriz Penélope Cruz, que trabajó al lado de Mario Testino cubierta de un aura que nos hace recordar a Audrey Hepburn.
La creación de atmósferas del fotógrafo alemán Peter Lindbergh ha convertido a los spots publicitarios en verdaderas obras de arte. Lindbergh puede contar una gran historia de amor en 30 segundos (como en el comercial donde aparece Kate Winslet) con la luz del atardecer como cómplice, y con la musa elegida levitando con un traje minimalista sobre el Puente de Las Artes. Cada toma es un ritual y Trésor es un ejemplo del poder de una marca en el tiempo, y como se puede ingresar al sentimiento del espectador con una trama aparentemente sencilla.
Es que hay poesía en las imágenes, y es un arma irresistible que han encontrado los creadores como la evocación de la belleza, de un momento, o de un espacio.
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