You've got style, that's what all the girls say
Satin sheets and luxuries so fine
All your suits are custom made in London
But I've got something that you'll really like
Dress you up. Madonna
¿Por qué temerle a los colores, a las princesas locas?
¿O a la crítica feroz de Anne Wintour?
Cada temporada las colecciones de Betsey Johnson tienen un aparente sello infantil y al mismo tiempo transgresor. O quizá sea el recuerdo que late de la musa Edie Sedgwick o el aura punk de Nueva York de los setenta que ella vivió.
Betsey no le teme a los colores fuertes, a las flores, y a las transparencias que evocan a la edad dorada de Cindy Lauper o Madonna; total, las chicas siempre quieren divertirse.
Es posible que sus vestidos no sean usados con regularidad por una celebridad para una cena en Vanity Fair; pero eso parece no interesarle a la diseñadora cuando se desata con una tormenta de color que invade flores, mallas y cinturones. Porque las brujas buenas todavía existen.
Betsey con toda su interesante historia no tiene el nombre ni la imagen intelectual de Marc Jacobs o de Galliano, no lo necesita, y siempre habrá una nueva fiesta a la que asistir donde las jóvenes amen la vida, las cadenas y las coronas de fantasía.
Es un canto desordenado a la felicidad, por eso Betsey no envejece.
¿O a la crítica feroz de Anne Wintour?
Cada temporada las colecciones de Betsey Johnson tienen un aparente sello infantil y al mismo tiempo transgresor. O quizá sea el recuerdo que late de la musa Edie Sedgwick o el aura punk de Nueva York de los setenta que ella vivió.
Betsey no le teme a los colores fuertes, a las flores, y a las transparencias que evocan a la edad dorada de Cindy Lauper o Madonna; total, las chicas siempre quieren divertirse.
Es posible que sus vestidos no sean usados con regularidad por una celebridad para una cena en Vanity Fair; pero eso parece no interesarle a la diseñadora cuando se desata con una tormenta de color que invade flores, mallas y cinturones. Porque las brujas buenas todavía existen.
Betsey con toda su interesante historia no tiene el nombre ni la imagen intelectual de Marc Jacobs o de Galliano, no lo necesita, y siempre habrá una nueva fiesta a la que asistir donde las jóvenes amen la vida, las cadenas y las coronas de fantasía.
Es un canto desordenado a la felicidad, por eso Betsey no envejece.
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