miércoles, 23 de marzo de 2011

Luza Inlove



Reynaldo Luza definió un estilo maravilloso y la imagen femenina a nivel mundial desde los años veinte como ilustrador, director de arte, fotógrafo, nómade, por lo que es inevitable que la moda y la belleza estén presentes en cada uno de sus diseños que ahora, luego de varias décadas de silencio, tenemos la suerte de apreciar en la Galería del ICPNA en Miraflores.

Luza te captura en un viaje en el tiempo, con sus fotografías en blanco y negro donde juega con los diversos escenarios y la solemnidad, para luego ser parte de la felicidad de algunos amigos del jet set internacional que posan relajados ante su lente y por eso cada movimiento fluye con naturalidad.

Parece que nos encontramos con un perfeccionista, limpio, inspirado desde sus trabajos en Vogue, Vanity Fair y en Harper´s Bazaar. Fue el director de arte de la producción hollywoodense “Los Puentes de San Luis Rey”, película inspirada en la vida de la recordada Perricholi, y el creador del vestuario, por lo que es un placer ver el desarrollo de sus bocetos en la exposición.

También encontramos sus mapas del Perú, sus diseños textiles que tenían como referente a las culturas peruanas precolombinas, y hasta su experimentación con el color y el amor por los atardeceres del desierto de la costa peruana en sus pinturas.

Las chicas Luza son lejanas y misteriosas a veces llenas de color y a veces impecables en una tenida oscura.

¿Por qué se perdió su nombre? Eso no lo sabemos. El silencio de su trabajo durante estos largos años nos hizo creer que nuestro padre de la moda nunca había existido, en un país con una gran tradición ancestral por el color y el uso de los materiales naturales de forma magistral, esto, nos hacía pensar que faltaba un eslabón, una explicación.

Nuestro querido Luza era un adelantado por sus conocimientos y sensibilidad, porque fue simplemente un gran artista.

Luza de forma irremediable siempre estuvo
INLOVE.

Galería Icpna. Hasta el 17 de abril.


































































viernes, 4 de marzo de 2011

Balenciaga. La belleza del silencio




Siempre hay un momento para detenerse y volver a los maestros. Cristóbal Balenciaga creaba una nueva historia en sus maravillosas manos, con la complicidad de cada tela, encaje, pasamanería, o seda. Eran tan cómplices que una estructura nacía como una catedral y la admiración daba paso al silencio.
Resistió a la Segunda Guerra Mundial en París, y al cierre de su casa de diseño cuando la violencia desplegada de los alemanes y aliados no querían dejar un espacio a la belleza, pero, aún su nombre persiste como una leyenda, un camino a seguir.
Y qué trabajo le tomó al diseñador francés Nicolas Ghesquière, salvar a la firma de la bancarrota, en esta época de alocadas colecciones prêt-à-porter y millonarias campañas publicitarias, para sobrevivir en un mercado monstruoso y hambriento que pretende llenar la mente del público con deseos e insatisfacciones por una marca u objeto. ¿Pero, sigue siendo Balenciaga? ¿La esencia del maestro está todavía en su estudio? No lo sé.

Balenciaga era un artista no un mercader, y quizá vivió en un tiempo que estuvo preparado para su “lenguaje” en un ambiente distinto. Ahora, miraría extrañado todos los movimientos de corporaciones internacionales que manejan las firmas de moda, de los desfiles y de la avalancha de pseudo estrellas, y al final de esta locura hubiera dicho: solamente quiero crear.

Aunque ya no estén sus vestidos con aquel volumen clásico, o la limpieza de sus trajes que cubrían la silueta femenina, o el brillo de una flor trabajada a mano, quedan esas fotografías como el testimonio del esplendor de una época, cuando un material desconocido llegaba a su taller y se convertía en un universo.





































martes, 1 de marzo de 2011

El Mago


C´était bien lui, ce fou, cet insensé sublime…*
Gerard de Nerval



Alexander McQueen caminó en este mundo para entregarnos libremente la belleza, su rebeldía y una imaginación a veces salvaje. Aquel recordado chico amaba la vieja escuela de los maestros Balenciaga y Valentino, y luego en su estudio, esos metros de telas se convertirían después de una apasionada jornada en historias magistrales de princesas medievales, guerreras y brujas, y todo porque su mente era hermana de la locura.
Cada temporada esperábamos sus mágicas colecciones que nos trasladaban al mundo que él había creado en medio de agujas, centímetros y moldes. Amaba el arte y la vida, y hablar de toda su carrera no le haría justicia, sino podemos observar de cerca y en silencio la estructura y el movimiento que tenían cada una de sus piezas fuera del espacio y el tiempo.

Y para honrar todo lo que nos inspira, el Museo Metropolitano de Nueva York abrirá la retrospectiva llamada “Alexander McQueen: Savage Beauty” que será como un paseo por su historia y la transformación que originó en la moda. Desde el año pasado se confirmó esta noticia, y Sarah Burton luego de 14 años de trabajar con McQueen es la heredera de todo su legado y también la supervisora de esta exposición. Si visitan Nueva York en primavera no se olviden del mago indomable desde el 4 de mayo hasta el 31 de julio.
*¡Sí, era él, ese loco, insensato sublime!
Nota: Las maravillosas fotografías de los maniquíes son del gran Sølve Sundsbø.