jueves, 18 de noviembre de 2010

Recordando a Valentino



Hace más de 48 años Valentino creó un imperio, pero el 2008 decidió de forma definitiva retirarse de la dirección de su firma. A pesar de los cambios constantes a los que se encuentra sometido el mundo de la moda, aún nos cuesta olvidar a los maestros, verdaderos artesanos, que no le temían al silencio, al pulso perfecto de sus manos, a las filosas agujas, y que, sin duda, comprendían el nuevo lenguaje de las telas.

Balenciaga contaba una historia en sus clásicos trajes, les entregaba estructura y vida, Valentino fue, claro, el aplicado pupilo que luego crearía su propio mito. Quizá el querido y desaparecido Alexander Mc Queen rescató aquellas antiguas técnicas infalibles, que por el canibalismo de las nuevas marcas y la competencia, ya no dejan tiempo para procesar una colección coherente, inspirada y sobre todo, bella.

Valentino sabía desde 1998 que las clásicas casas de moda sufrirían una transformación, ya no vivirían sólo con el talento de los maestros, necesitarían dinero de empresas poderosas, de nuevos socios que les permitieran atravesar la crisis económica, con el fin de expandir sus marcas y fortalecer su gama de productos, como accesorios y perfumes. En este nuevo terreno de guerra por la sobrevivencia, la publicidad se convertiría en un arma que dejaría una huella inalterable en la mente del público. Ya no era el perfume, era la actriz, no era la prenda, era la modelo, todo era y es, el querer ser.

Maria Grazia Chiuri y Pier Piccioli son los dos diseñadores que han trabajado al lado de Valentino, y tienen la enorme responsabilidad de que la casa sin el emperador no muera. En su última colección es claro su objetivo, llegar a un público más joven sin perder las líneas clásicas que son características de la marca. En esta historia la nueva chica Valentino quiere ser una heroína romántica al rescate de la alta costura.




























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